Sobre la apatía escolar, la deserción, y la necesidad de
re-pensar el modelo educativo. Una visión sobre Educación Libertaria.
Proyecto de Investigación.
El enunciado de un reportaje del diario virtual “El Mostrador”, del 8 de mayo del
2015, se aparece así: “Según el segundo Informe Observatorio de Niñez y
Adolescencia, Infancia Cuenta 2014: siete de cada 100 niños dejan la enseñanza
básica y 11 de cada 100 adolescentes abandonan la educación media. Las cifras
adquieren mayor gravedad en estratos de menores ingresos.” 1 (basado en el segundo Informe
Observatorio de Niñez y Adolescencia). De la misma forma, el año
2014 más de 90.000 alumnos desertaron de
manera definitiva a la asistencia de los establecimientos educativos que se
encuentran regidos por el modelo de planificación y fiscalización del Mineduc -
deserción del 3,1% .)
números como estos son una expresión gráfica de una realidad que se experimenta
en Chile, y cuyas aristas de problema son variadas: La deserción escolar ha aumentado
en los últimos años, y es un fenómeno que se aparece, como un fantasma, en los
estratos socioeconómicos más bajos.
La principal lectura problemática que se le puede dar a esta situación consiste
en la visión convencional, del modelo educativo neoliberal, que consiste en que
una de las formas más plausibles de salir del círculo de al pobreza y de
generar mayores oportunidades de mejorar la “calidad” de vida del individuo, es
mediante la educación.
Y
el hecho objetivo es que se están restando de este “espacio de oportunidades”
personas cuya condición de subsistencia necesita subir de nivel, salir de la
barrera de la pobreza y la exclusión social que genera el prejuicio incluso, de
no haber salido de la enseñanza media. La meritocracia respecto de cumplir con
las “etapas” impuestas por el sistema es sumamente discriminadora a la hora de
descartar o integrar a individuos dentro de las dinámicas neoliberales de
trabajo y producción.
Muchas cifras hay respecto del número de estudiantes que deciden dejar de participar
del sistema educativo convencional.
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1- Extraido de http://www.elmostrador.cl/noticias/pais/2015/05/08/estudio-advierte-preocupantes-cifras-de-desercion-escolar/
Pese
a esto, los estudios y análisis que se realizan, por ejemplo, al hacer la
comparación con el rango promedio de la OCDE, reflejan de que estas cifras
están dentro del promedio de “lo normal”.
La
pregunta primaria que podemos hacer aquí es ¿Qué es lo normal en cuanto a cifras
de deserción? ¿Qué fenómenos son los que llevan a esto? ¿Hay una crisis dentro
del propio modelo educativo, o es sólo un fenómeno aislado, que responde a
factores individuales? ¿Guarda relación
con una respuesta al modelo educativo?
Podemos hacer una lectura detallada, primeramente, definiendo qué es una
escuela como dispositivo mediado por los estándares neoliberales. Una escuela
dentro de estas lógicas- que son las que nos permean mayoritariamente en la
actualidad- cumple el rol de entregar calidad al estudiante en tanto receptor
de un servicio que cumple una exigencia mínima, plasmada en las planificaciones
entregadas por el Mineduc.
“El sistema que comienza a implantarse en
Chile a principios de los años ’80, por lo tanto, crea un mercado educacional
donde otrora no lo había y pasa de un enfoque de oferta a demanda educativa,
instaurando una lógica privatizadora y atomista” (Gonzalez, J., Lugûeño, S., Parra, D. “Eduación y gubernamentalidad en el Chile
neoliberal”, contenido en Archivos de filosofía, 2016 , p. 103).
Conceptos
como competencia, exigencia, calidad, privilegio (como plasmaría Bill Readings
en el desarrollo de su texto “The University in ruins” devienen de una visión
de mercado de todos los dispositivos que aparecen y tenían primeramente un rol
social de adoctrinamiento, para ser ahora dispositivos de control disciplinario
en masa. Tambien Michel Foucault hablaría en su texto “Vigilar y castigar”, de
cómo hay una anaotomopolítica y un control al detalle, de cada movimiento, al
interior de la sala de clases. Se utiliza el espacio educativo como un
mecanismo de adoctrinar mediante la repetición ciertas prácticas de
subordinación y obediencia, que se normalizan mediante la costumbre, y se
replican en las demás esferas de producción, como son los espacios de trabajo,
por ejemplo. De esta forma, el estudiante ya no puede ser
concebido como un sujeto de derecho, con la implantación del nuevo modelo
educativo durante la Dictadura- y que culminó con la Ley nº
Si hablamos de
cierta esfera de opinión pública, que defiende la postura de que la educación,
y acabar los 12 niveles exigidos de escolarización, producen una amplia mejora
de la calidad de vida, y de oportunidades, tendríamos que problematizar igualmente
el concepto de “calidad”, puesto que más de la mitad de los chilenos gana menos
de $300.000 al mes- según estudios de investigación “Los verdaderos sueldos de
Chile” (Durán, G y Kremerman, M. “Los verdaderos sueldos
de Chile- fundación SOL, extraído de http://www.fundacionsol.cl/wp-content/uploads/2015/06/Verdaderos-Salarios-2015.pdf)
- y en trabajos precarizados que no cumplen con exigencias de bienestar y
comodidad laboral.
Bajo estas visiones, ciertamente, podríamos entrar en el nihilismo radical y renegar
del sistema escolar chileno, sobre todo teniendo en consideración que en nuestro
país la desescolarización es legal – En el artículo 10º de la Constitución
política de Chile se expresa “los padres tienen el derecho preferente y el
deber de educar a sus hijos. Corresponderá al Estado otorgar especial protección
al ejercicio de este derecho”-, y existen los conocidos exámenes libres.
Factores como éstos podrían ser claves a la hora de entender la problemática de
la deserción escolar.
Frente a un escenario en el que estamos enfrentados a un aparato del Estado- un
establecimiento educacional- que replica las lógicas hegemónicas de perpetuar
al explotado en su posición disciplinada y silenciada, es normal que emerja la
desconfianza y la apatía a esto como una salida y un pase hacia un mejor estilo
de vida.
Estos factores podrían ser la hipótesis de respuesta a la pregunta “¿Qué fenómenos
son los que llevan a esto (a la deserción escolar)?”, pero, sin duda, falta un
proceso investigativo para profundizar sobre las posibles aristas y
problemáticas sociales que influencien en la determinación de particulares ante
esto.
Lo que, sin duda alguna, podemos asumir, es que hay una crisis en el modelo
educativo chileno, y que el movimiento estudiantil se ha encargado de
visibilizar durante 10 años de movilizaciones bajo premisas que siguen sin ser absorbidas
del todo por los aparatos gubernamentales. Solo con nuestra memoria histórica
de los procesos de protestas que han emergido a lo largo de la última década,
las consignas, los antecedentes varios, podemos problematizar que realmente el
modelo educativo neoliberal que heredamos del Gobierno militar posee carencias
profundas de fondo que aún no son solucionadas. Problemas dentro de la misma división
naturalizada entre educación pública y privada, que mantienen la brecha
socioeconómica que existe en todas las esferas de relaciones sociales, crisis
docentes, problemas de infraestructura, re-significaciones del concepto de
calidad, son consignas levantadas que siguen estando latentes ante un modelo
que deja de ser representativo debido a lo castigador- endeudador- que resulta.
Sin seguir extendiendonos más, para hacer la crítica al modelo educativo
utilizaremos una visión teórica sobre la Educación Libertaria, para abrir el
debate y confrontar posturas respecto de cual es la necesidad y la finalidad de un modelo educativo.
“Los sistemas
educativos actuales contribuyen a la reproducción de la sociedad capitalista:
preparando la mano de obra necesaria para la producción primaria e industrial,
legitimando las relaciones capitalistas de producción y contribuyendo así a
perpetuarlas, enajenando a amplios sectores poblacionales que ven en la
educación un instrumento de movilidad social, justificando el desempleo para
aquellos/as que no han tenido acceso a la educación y formando consumidores/as
potenciales” 2 (p. 3)
Para poder generar
individuos racionales, responsables, autónomos, solidarios, empáticos, con una
predisposición a salir de los círculos de la individualidad en la que el modelo
neoliberal nos mantiene encerrados, es que la Educación libertaria y las
experiencias de la pedagogía de la emancipación pueden considerarse como vías
alternativas de complementar procesos pedagógicos para romper con este adoctrinamiento
capitalista, que es justamente, el que genera las lógicas de dominación que tienen
“secuestrada” a la educación en nuestro país.
“Los esfuerzos anarquistas en este ámbito comienzan con una crítica a la
educación tradicional ofrecida por el capitalismo, tanto en su aparato estatal
de educación o en relación a instituciones privadas, normalmente mantenidas y
regidas por órdenes religiosas. La principal acusación libertaria dice relación
al carácter ideológico de la educación: se procuran demostrar que las escuelas
se dedican a reproducir la estructura social de explotación y dominación enseñando
a las y los estudiantes a ocupar sus lugares sociales predeterminados (…) La
propuesta anarquista de educación va a procurar trabajar con el principio de
libertad (…) la educación debe ser hecha a través de la libertad, la educación
debe ser hecha para la libertad.” 3
(p. 30)
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2- Colectivo
Libertario Magonista. (2014). Educación libertaria
y comunalidad. Proyecto educativo libertario.-
3- Gallo, S. (2014). Una
conversación sobre educación libertaria: La visita de Silvio Gallo a Chile.
Editorial indómita.
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