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Juguetes compartidos: la potencia de la incertidumbre en la construcción de espacios desde la cooperación y la autogestión

Juguetes compartidos: la potencia de la incertidumbre en la construcción de espacios desde la cooperación y la autogestión

 

INTRODUCCIÓN:

El presente ensayo, entonces, pretende hacer una sistematización filosófico-pedagógica de la experiencia de los talleres de verano e invierno del año 2019 en la Biblioteca Popular Libre con Libros, ubicada en la población Los Copihues (ex población Unidad Popular). Dicho espacio se ha estado organizando por años dentro del territorio que colinda entre La Florida y Macul, con la finalidad de poder brindar un espacio de encuentro mediante el estudio y las dinámicas emancipatorias en el territorio - que ha sido históricamente terreno de organización política, de represión, y de instalación de políticas securitarias a causa de los contextos precarizados y los delitos de clase. Este espacio opera sin intervención municipal, empresarial o de partidos, entre vecines del mismo sector y otras individualidades que establecen talleres gratuitos para los niñes, con la finalidad de compartir saberes de manera retroalimentativa, de generar nuevos lazos horizontales con las infancias vulnerables-vulneradas de ese sector y poder brindarles nuevas herramientas para que se enfrenten con ese cotidiano violento, crear pequeños lugares de recreación, de conexión, de re-conocer-se con otres niñes que también habitan tanto el sector como sus realidades, siempre teniendo la precaución de no presentarse como una figura de autoridad ni desde el adultocentrismo, sino de conocer sus propias experiencias y, desde la pedagogía libertaria, comenzar junto con elles, sus expectativas y deseos más ocultos, un trabajo de reapropiación identitaria y poblacional.
 Es el escenario de la precarización el que ha llevado a la necesidad de construir espacios seguros para las infancias, para que puedan expresarse, encontrarse, generar comunidad entre las infancias, y también problematizar sobre las dinámicas de sus territorios y sus familias, y las dimensiones políticas, económicas y culturales que están en juego de manera entrecruzada en dichas dinámicas.

El objetivo de esta sistematización es poder identificar, reconocer y poner en práctica distintos recursos pedagógicos desde las pedagogías anarquistas, de la incertidumbre y del caos, que responden a la construcción de espacios horizontales, lúdicos y solidarios de enseñanza-aprendizaje. Si bien el proyecto de los talleres se encuentra pausado, se considera de gran importancia poder traer los resultados y prácticas de esa experiencia como objeto de estudio para poder aportar a nuevas formas de currículum pedagógicos que excedan a las políticas educativas instauradas por el MINEDUC y los intereses corporativistas y neoliberales que se encuentran operando y maquineando los objetivos pedagógicos hacia una tecnocratización de los saberes y de la sociedad industrial.
Se realizará un corpus teórico en el que se estructurarán teorías filosóficas sobre la dimensión lúdica del ser humano desde la infancia, teorías del aprendizaje, para conectar esto con distintas visiones de la pedagogía (por ejemplo, pedagogía anarquista y pedagogía del caos). Todo esto, aplicado a la experiencia pedagógica de la Biblioteca libre con libros.

Se hará uso de materiales de apoyo audiovisual, tales como fotografías, un pequeño documental de la experiencia, y citas de conversaciones con las infancias que fueron parte del proceso de construcción de los talleres. Todo esto enfocado en la mirada de la actividad curricular de Proyectos y Experiencias Político-pedagógicas desde los Movimientos Populares Latinoamericanos.

 

 

 

 

DESARROLLO

«…jugar puede sólo el hombre, ni el animal ni Dios pueden jugar. Sólo el ente que se conduce de modo finito con respecto al universo que lo rodea, sosteniéndose siempre en el espacio intermedio entre realidad y posibilidad, existe en el juego».[1]






Las infancias han estado en el foco de los estudios pedagógicos desde los inicios de esta disciplina. En sus comienzos, el enfoque era poder estudiar las formas más óptimas en que las infancias pudiesen aprender, construyendo así teorías neuropedagógicas y neurodidácticas para las herramientas que potencien el proceso de aprendizaje desde el circuito neurobiológico de la motivación con factores como la sorpresa, y las infancias como protagonistas en la construcción de su propio aprendizaje. Con el pasar de las décadas, se comenzaron a integrar distintas teorías de la psicología del desarrollo que permitieron comprender que el aprendizaje no es solamente un proceso cerebral automático que responde a algo mecanizado, como si de una ecuación se tratase, sino que comprende distintas dimensiones que, de manera integral, influyen en estos procesos. Los entornos cercano, familiar, el social, cultural y político guardan una estrecha relación con estos procesos, y es por esto que debemos enfocar nuestra mirada a ese carácter multidisciplinario de la enseñanza. De esta forma, se hace imposible ahora pensar en una pedagogía neutral, porque la neutralidad implicaría directamente una complicidad con la claridad de que el sistema educativo actual está pensado para responder a los intereses neoliberales de construir sujetos productivos para el Capital-trabajo.

“Es ya una evidencia que - en el contexto de la crisis estructural más profunda del capitalismo por asumir la ideología neoliberal como teoría económica - los principios de la constitución del 82 y de la institucionalidad de la sociedad chilena como experimento neoliberal, no tienen el más mínimo sustento ni empírico ni político. Sólo el veto ilegítimo de la minoría binominal y los poderes fácticos impide que las mayorías decidamos y construyamos nuestro futuro.[1]


El panorama es mucho más complejo, y es que actualmente estamos sumergidxs en una estética capitalista. ¿A qué nos referimos con esto? La estética, en palabras propias, consiste en la configuración perceptual de una época; en la construcción de relaciones sociales mediadas por esta configuración, que articula una visión del Mundo, anclada en la técnica propia de dicha época. El Mundo es técnica (tekhné), y actualmente, bajo la configuración perceptual capitalista, las relaciones sociales se encuentran mediadas por el valor de uso, de cambio (en Marx, el valor abstracto, que desarrolla en El Capital, su obra magna) y de exhibición (como trabaja Benjamin en La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica). Desde este lugar, el Mundo está sometido a ser convertido en mercancía, tanto la tierra (en la visión de la crisis ecológica) como la humanidad (desde el proceso de reificación que desarrolla Lukács en Historia y conciencia de clase)

¿Cuál es la importancia de esto desde las pedagogías? Que el quehacer de la enseñanza-aprendizaje bajo la estética capitalista se configura a partir de la cosificación de la humanidad para ser fuerza de trabajo. En el adoctrinamiento desde las salas de clase para la preparación a la esfera del trabajo, con todas las lógicas que se encuentran dentro de esta esfera –optimización del tiempo, disciplinamiento al detalle, preparación para la sociedad jerarquizada en clases sociales. Foucault, en su texto Vigilar y castigar visibiliza cual es la complicidad de distintos dispositivos institucionales para el perfeccionamiento de estas lógicas en nuestros cuerpos, en nuestra vida cotidiana, al punto de considerar que esta sub-vida que se nos presenta es la única vida a la que podemos aspirar. “(…) se ejerce sobre niños, colegiales, sobre aquellos a quienes se sujeta a un aparato de producción y se controla a lo largo de toda su existencia”[2]. De esta forma se adscribe el poder disciplinador en las escuelas. La promesa constante de las infancias a la escuela, a la universidad, a la absorción de conocimiento que luego debe ser aplicado en el trabajo, y en la sociedad, considerando como éxito el ser una herramienta óptima y productiva dentro de ésta.

En este territorio, dominado por el Estado de Chile, desde la dictadura, y con la instauración del programa neoliberal de los Chicago Boys, se dio el proceso de neoliberalización de toda dimensión de la existencia. La estetización de la sub-vida bajo esa maquinaria que absorbe todo en ese movimiento capitalista que busca ser planetario (de ahí que la Internacional Situacionista, organización política de carácter marxiano radical, que tuvo su máximo auge en el Mayo Francés, planteara en Internacional Situacionista Vol. 1: la realización del arte, la destrucción del arte, entendiendo esto como destrucción de la estética que, en ese entonces, ya operaba dentro del capitalismo). La privatización de la educación en este territorio consistió en un fuerte componente burgués, que construyó su propio proyecto educativo enfocado precisamente en los fines de convertirnos, desde las infancias, en fuerza productiva. A su vez, y que es algo que aparece actualmente, se dio una corporativización de la educación, descentralizando al neoliberalismo, y centralizándose en nuevos actores económicos que, más que estar al servicio de la educación, pusieron la educación a su servicio.

En consecuencia, cada vez más escuelas y liceos pasan a ser controlados por agentes privados. ¿Quiénes son estos agentes? ¿Son organizaciones sociales? ¿Religiosas? ¿Asociaciones docentes? ¿De padres? Existe poco conocimiento sobre quiénes son los proveedores de la educación particular subvencionada en Chile (ALMONACID, 2008). Conocer quiénes son los principales proveedores privados es fundamental para conocer la diversidad u homogeneidad del sistema. El control de los sistemas educativos por los grupos de poder económico es una tendencia en el mundo y en Latinoamérica (BALL, 2012; CLADE, 2015)”[3]

Ante la corporativización de la educación, que hizo más visible cuál es la importancia de un quehacer pedagógico tanto para la reproducción de la sociedad actual con sus dinámicas, como para su tensionamiento y desmonte revolucionario, se hace vital poder revitalizar, recuperar, adecuar y situar distintos discursos pedagógicos críticos, que tienen un amplio espectro desde el proyecto de escuela moderna de Ferrer i Guardi, pasando por Freire y la pedagogía crítica, hasta las pedagogías del caos y de la incertidumbre, y la implementación de estrategias metodológicas que desborden el quehacer tradicional del docente soberano que tiene como principal estrategia pedagógica la clase expositiva, que, a su vez plantea la presencia del docente como un ente supremo dispensador de conocimiento que lxs alumnxs solo deben absorber para adquirir una condición de humanxs plenos, con el “vacío” ya llenado de conocimiento que no se pone en cuestionamiento.

La toma en cuenta de que la realidad social se sostiene precisamente en el pilar de una educación neoliberal es la que lleva a tensar el quehacer pedagógico tradicional, ya que es en este lugar en el que surge la incomodidad de las generaciones que no quieren seguir siendo parte cómplice de la reproducción de una sociedad de clases desigual, que nos considera como simple fuerza de trabajo que produce las mercancías de las que se sigue nutriendo el empresariado.

Es en estos contextos en los que, justamente, se tensiona la arbitrariedad autoritaria de asumir que el único espacio en el que se da el aprendizaje es dentro de un aula tradicional, ya que esta visión deja fuera el amplio abanico de dimensiones que tenemos como especie animal humana: principalmente, la dimensión social, y que tiene la potencia de comunización.  Esta última palabra, levantada con fuerza desde la experiencia del Mayo Francés y de la Internacional Situacionista, aparece como respuesta al afán homogenizador, individualizador y de la competencia que se instala con el capitalismo,  se puede definir como “un proceso en el cual el conjunto de la humanidad asume directa o indirectamente la organización de la producción de bienes para su uso (no para el intercambio) de acuerdo a las necesidades sociales. (...) Lo que el concepto ‘comunización’ pretende subrayar frente al de ‘comunismo’ es la naturaleza del proceso que tiene la destrucción de las relaciones sociales capitalistas”[4]

Lo que aparece con el sistema educativo privatizado, corporativista y neoliberal es el adoctrinamiento, la manipulación para la construcción de la estética capitalista en las infancias, anclada en la ética capitalista, basada en la ambición, la competencia por sobre la colaboración, el trabajo como valor fundamental, la acumulación de riquezas y la atomización de la humanidad a su núcleo fundamental – lxs sujetxs- y la familia. La respuesta a eso desde las pedagogías revolucionarias es un quehacer docente que prepare para la cooperación, la enseñanza de distintas disciplinas de forma interconectada –superando la visión tradicional de disciplinas aisladas-, y la preparación para la vida en la comunidad, por sobre la idea de la sociedad con sus atomizaciones.

Así, esta nueva generación de educadores en su caminar invita a romper con las lógicas teleológicas donde la asociación en si misma era valorada en tanto instrumento para conseguir tal o cual fin, superior a la asociatividad misma. Como plantea Zibechi: “De ahí la importancia de trabajar la organización del movimiento como entramado y espacio de vínculos afectivos, lo que supone erradicar la idea hegemónica en nuestras izquierdas acerca de la organización como instrumento para conseguir fines””.[5]


Actualmente, en contextos educativos no formales, se explora justamente en esa dimensión política de la pedagogía, y el quehacer principal es volcarse nuevamente sobre los territorios, creando espacios que respondan a sus propias necesidades. A su vez, surge la necesidad de pensar en nuevos currículum que desmonten el aparato de la escuela corporativizada

Es en ese contexto que surge la Biblioteca popular Libre con libros, en la población Los Copihues. Desde ese espacio comenzaron a hacerse distintos talleres de acompañamiento escolar, y con los años, se lograron armar los talleres en las Vacaciones populares de verano e invierno. Es esa experiencia educativa, enfocándonos puntualmente en la experiencia de las vacaciones populares de verano e invierno del año 2019.

Las vacaciones del verano se planificaron con distintos talleres (tales como huerto, circo, escultura, tinku), y en cada día, se daba un pequeño espacio para reflexionar en conjunto, a partir de distintas actividades, sobre identidad, convivencia, memoria y territorio.


Dentro de las diversas actividades que se comparten con las infancias, se pueden observar en los espacios de juego, tanto en su lenguaje corporal como en sus dibujos, distintas expresiones de cómo han sido permeadxs por esa realidad que les colma. Pequeños gestos de violencia, palabras que se repiten, dibujos de represión policial, de narcotraficantes, de peleas de barrio, amenazas, reacciones explosivas ante situaciones límite, que pueden hablar por sí mismas y son expresión de que algo está ocurriendo dentro del aparato psíquico de lxs niñxs que han sido vulneradxs y víctimas de distintos abusos. Los cuerpos infantiles están, como todos, plagados de huellas que se pueden rastrear, y estudiar, como en el psicoanálisis Freudiano, y que a la vez nos dan señas del trato que debemos tener con ellxs, los temas que podemos abordar, y los límites de nuestra propia intervención en sus vidas.



Así como se pueden observar en palabras, lenguaje corporal, dibujos, pequeños relatos, y distintas formas de registro, cómo se ha ido enraizando una violencia estructural en lxs niños debido al espacio político y social que habitan, también se puede apreciar en otros gestos cómo la existencia de estos espacios pueden servir para constituir un lugar donde operan otras afectividades y relacionares, gestos como, al final del día, compartir los juguetes que al comienzo de las jornadas era algo que les parecía impensado pues era algo “solo de ellxs”, querer mostrar a sus familiares las cosas que crean en los talleres, compartir y repartirse las comidas, ayudar en las labores de cocina y limpieza, y otras pequeñas acciones que son huella de que pueden habitarse desde otras lógicas diferentes a la hostilidad a la que se enfrentan en el cotidiano. Todas estas vivencias se encuentran dentro de los registros audiovisuales (fotografías, videos, conversaciones transcritas) que permiten ver de qué formas repercuten en la vida de las infancias la conformación y puesta en escena de formas pedagógicas propias de la pedagogía anarquista o de la pedagogía del caos, que son las bases teóricas que usaremos para fines de este ensayo.

Hay toda una complejidad que se expande cuando pensamos en el juego y su relación/distancia con la realidad. Requiere de una idea simple, primitiva e inconsciente de lo finito, lo limitado, de un espacio cerrado en el que el juego comienza y termina, y se expresa en la posibilidad de.  Como escribiría Pedro Salinas Quintana: “(…) el juego es co-substancial a la cultura, manifestando su propósito de poder caracterizar una época mediante el análisis de la actividad lúdica y la posibilidad de establecer una sociología a partir de aquélla”[1].


Respecto a autores como Caillois y Huizinga,
hay una dinámica lúdica que atraviesa y es interfaz técnica en cada aspecto de la vida social, política y cultural. Concebir, como Caillois, al juego como movimiento, implica dotarlo también de una función transfigurativa de las codificaciones hegemónicas, pudiendo ser juegos iterativos de estas mismas subjetividades hegemónicas- como ocurre en los juegos miméticos, en los que lxs sujetxs actúan como si fueran algo diferente a lo que son-, de competencia y guerra– en los que se replica en una escala micropolítica la configuración tradicional del devenir- capitalismo, es decir, de la competencia descarnada entre individualidades por la subsistencia, pudiendo ser el espacio infantil del juego un espacio de preparación para esa adultez bélico-lúdica, y que también validan ciertos aspectos como el de la guerra (sin olvidar que los juegos también tienen un carácter heteropatriarcal y binario, en el que la identidad niño/niña encuentra claras fronteras de diferencia en los roles que puede o no tomar cada quien)-, como también pueden tener un carácter disruptivo - cuando en las lógicas del juego se subvierten las normas socialmente establecidas, creando una zona temporalmente autónoma en la que se desterritorializan las conductas aprendidas y se pueden desaprender mediante el ejercicio lúdico, dando cabida a la creación de nuevas realidades e identidades. Así mismo, en ese juego de movimientos corporales y de identidad que se abren con lo lúdico, también se puede jugar a cambiar la realidad, la propia realidad, hacer una apertura a la misma, concebirse mediante otro espacio que en lo aparente es sólo un juego, sin una finalidad pero, creemos, al final del día, en el Gran Juego del capitalismo, tiene pequeñas repercusiones que, en cadena y reiteración, pueden llegar a generar espacios de resistencia lúdica y emancipatoria.

Esta generación de espacios correspondería a lo que Scheines denomina “fundar un nuevo orden” en su texto “juegos inocentes, juegos terribles”. Se funda un nuevo orden en el régimen lúdico del juego porque se adoptan reglas, papeles, dinámicas dentro del mismo juego, como si fuese un mundo aparte, pero conectado con la realidad en pequeños detalles cotidianos que se comparten. El juego es como un espejo de la realidad pero que en su reflexión, se convierte en otra cosa, en otro orden.

 “Los juegos se parecen a las utopías y a los paraísos. Juegos, paraísos y utopías son mundos cerrados, microcosmos. Los tres pertenecen a la familia de creaciones virtuales: productos de la imaginación y la inventiva, no tienen falla, son ámbitos a los que se puede entrar y salir (los juegos), de los que se fue arrojado hace mucho tiempo (paraíso) o a los que se quiere llegar (utopía.)” [2]

El juego está en el margen entre la fantasía utópica y la realidad, puesto que si bien no puede escapar del todo a las configuraciones jerarquizadas del sistema categorial hegemonial en el plano material, si puede doblegar, transformar y hacer devenir todo ese orden categorial imperante en medio de gestos tan inocentes como permitir a una niña jugar a la pelota, o que un niño pueda convertirse en un bailarín de ballet- gestos inocuos pero que demuestran, por ejemplo, que el cis-tema binario de sexos, en el que hay características específicas para cada sexo binario es, en realidad, una ficción, que en la infancia y en el juego se rompe y se convierte hacia otra ficción de libertad.

Concebir todo espacio político como un espacio de juego, y todo espacio de fuego con una potencialidad política es algo serio, algo que implica que un juego de ajedrez significa aprendizaje de estrategias y tácticas militares, que un juego de espionaje no es muy diferente a las inteligencias logísticas del ejercicio de investigación y vigilancia… cada juego tiene su actualización en la realidad, por lo que lo lúdico y lo real se retroalimentan, y es por esto que el espacio socioeconómico en el que se despliega un juego también habla y comunica mucho tanto del entorno, como de las necesidades de lxs niñxs del espacio, y de las posibilidades que se abren a subvertir esas mismas lógicas cotidianas que les permean y se les imponen. Particularmente lo que observamos en los talleres infantiles es cómo el espacio de un juego horizontal, con todas sus libertades implicadas, puede generar un quiebre a las experiencias de violencia cotidianas que viven lxs niñxs de una zona de riesgo social, con un alto nivel de marginalidad y de vulnerabilidad. Como diria Huizinga, “todo juego significa algo”,[3] y las dinámicas lúdicas de un espacio en estas condiciones también tienen que ser expresión no sólo de un vacío, sino de un cambio de disposición social.


“Des-estabilizar lo normal, des-articular lo correcto, introducir lo extraño y, aún más, quebrantar las esferas de lo corporizado y lo incorporable (lo que está dentro y tiene un lugar, de aquello que ha sido excluido) en la escuela siempre constituye un debate que vuelve sobre las tradiciones, la moral y las buenas costumbres, bien definidas, administradas y vigiladas, respondiendo en Chile a su formación occidental y cristiana.”[4]



Cada uno de los días temáticos de los talleres infantiles estuvo enfocado en poder recoger sus sentires, experiencias y padeceres en torno a ser niñez en un espacio vulnerado, pudiendo brindar mediante el juego nuevas formas de relaciones sociales que superen la hostilidad del entorno, que deambula entre una especie de guerra interna, y un conflicto con las políticas securitarias y de vigilancia estatales.

Las vacaciones de invierno del año 2019 tuvieron un vuelco estructural, y tuvieron como temática central el ecologismo y el reciclaje. A partir de esto, todas las jornadas se enfocaron en tener un bloque en el cual poder hablar de esto, y los talleres también tuvieron la misma temática. El taller de grabado era con materiales reciclables, por ejemplo. El taller de construcción se enfocó en poder hacer construcción con eco ladrillos, y su finalidad fue construir una casa para perros en la plaza Salvador Allende (en donde la casa sigue ahí a día de hoy). Estos talleres fueron muy especiales, porque las infancias fueron quienes decidieron, mediante una asamblea, qué hacer con los ecoladrillos, los crearon recogiendo basura de su mismo territorio, y el taller de teatro se dedicó a construir un relato en el que la protagonista de la obra era una perrita (encarnada por una de las niñas) que era víctima de violencia y abandono, y que termina con un hogar nuevo. Al finalizar la obra, se realizó una “minga” en la que la casa de ecoladrillos fue transportada por todes hacia la plaza. Igualmente, el taller de arte se encargó de realizar la escenografía de la obra, enteramente con materiales reciclados.


 


Aquí, el juego y el ser-como se convirtió en la aplicación e intervención a causa de un problema que las mismas infancias habían reconocido en su territorio en las vacaciones populares del verano, que era la presencia de basura en las plazas y espacios públicos, y cómo poder resignificar esto. Parte de las jornadas también consistió en que les niñes, voluntariamente, quisieron repartir unos panfletos en contra del TPP-11, en un gesto de apropiación y participación dentro del territorio. 


Análisis de diálogo


El diálogo - realizado a modo de conversación con un niño de los talleres, llamado Félix, de 9 años- es bastante extenso, por lo que no se transcribirá completamente. Sólo se pondrá el análisis al mismo con pequeños fragmentos.
La conversación se enfocó en primera instancia más en el tema de la existencia de espacios educativos no convencionales, más que en  tema puntual de la dinámica de los juguetes y el juego en sí mismos, debido a que estos espacios educativos se sostienen a sí mismos con la construcción de una nueva pedagogía que opera desde el juego constante, desde el cambio de roles, de entregar a les niñes la libertad para poder construir espacios de asamblea en las que deciden de qué maneras se van a ordenar, qué papeles quieren tomar durante el día. Por lo que preguntar por la opinión de estos espacios significa también obtener una respuesta sobre el carácter lúdico que tienen los talleres, y también cuestionar el carácter autoritario y limitante del sistema educativo tradicional.

 “(…) En el colegio me siento como… innecesario, no sé. Como está todo escrito y dicho siento que no sirvo de nada, que daría lo mismo si no estoy ahí, en cambio acá me siento importante, me levanto tempranito y llego igual contento porque sé que la vamos a pasar bien y si pasa algo malo lo solucionamos, y de paso me enseñan a mí a solucionar esas cosas afuera. Eso no lo he leído en ningún libro ni me lo han pasado en el colegio (…)”

Como plantea Félix, se da la facilidad para sentirse parte de- en un contexto lúdico puesto que es una nueva realidad en la que cada subjetividad que forma parte de ella puede poner reglas, y ocupar un espacio determinado que le sea de comodidad, a la vez que las otras subjetividades entran en la lúdica del movimiento para poder generar una sincronía. “ (..)Siento que los talleres también los construyo yo, no es algo que viene como listo y nos dicen “ya háganlo o les pongo un uno” o “voy a llamar a sus papás”. Este tipo de situaciones no se dan dentro de las escuelas tradicionales, puesto que existe una homogenización del estudiantado, en la que se construye e impone un solo tipo de alumno que responda a los métodos convencionales de enseñanza y estudio, por lo que no es de extrañar que exista una disconformidad por el sentimiento de ser “una producción en serie” y perder la propia identidad.
“Cualquier situación autogestionada de carácter educativo puede también compararse a una situación caótica. Recordemos como la autogestión -caso de la pedagogía institucional (A.J. Colom, 2000), o de muchas formas anarco-escolares de entender la educación - parte de la idea de que el orden de la clase lo deben establecer los alumnos por sí mismos, sin ayuda o intervención del profesorado. Es decir, el docente no normativiza al grupo, no impone un horario ni un programa, ni tan siquiera un proyecto de convivencia. La clase, entonces, aparece desordenada, sin estructuración de ningún tipo a los ojos de los propios alumnos, por lo que bien podemos decir que se parte de una situación caótica que deberá reestructurarse y ordenarse en función de los deseos de los niños. Son ellos y sólo ellos quienes protagonizarán la solución al desorden establecido creando sus propias normativas o, como dicen los pedagogos institucionalistas, generando sus propias instituciones o normas de funcionamiento instituidas por el propio grupo.”[1]


Igualmente, el nuevo orden infantil que se genera dentro de estos espacios autogestionados, como dice el niño, también genera otra disposición corporal, al decir que  “me levanto tempranito y llego igual contento porque sé que la vamos a pasar bien”.

Respecto al fenómeno de los juguetes dentro de los talleres, Félix responde: Mmmmh… he visto que de repente otros niños traen sus juguetes para mostrarlos y no los prestan altiro, pero después de los talleres o de comer, si terminan compartiéndolos. A mí me gusta traer mi pelota y mis guantes de arquero para que juguemos porque… no sé, ¿para qué quedarme mis cosas solo para mí cuando podemos pasarla bien todos?  También pasa que de repente peleo con otros niños y después llegan y me prestan sus cosas y lo tomo como si estuviéramos poniéndonos en la buena, siento que es más o menos eso, compartir los juguetes es ponernos en la buena y querer compartir algo que a uno le hace bien. Hay entonces dentro del mundo de los juguetes y del juego todo un nuevo lenguaje paraverbal, nuevas codificaciones y sentidos que comienzan a desplegarse, por ejemplo, con el compartir algo que inicialmente era propiedad sólo de unx, por lo cual en el nuevo orden cambiarían también las reglas de la propiedad privada, y se instauraría un nuevo régimen de compartir, como consecuencia de lo que ocurre durante los talleres, que les visibiliza que tienen más similitudes que diferencias, y que así como comparten sus vivencias en la población que habitan, también pueden compartir objetos que son significantes de algo divertido, como lo son los juguetes. A su vez, también hay un gesto de pacificación en el compartir juguetes luego de un conflicto, lo cual nuevamente pone al ejercicio lúdico como un espacio de reconocimiento en el otro, de amistad y de identificación.

Cabe destacar también el carácter lúdico constante de estos espacios educativos no convencionales cuando Félix nos dice  “(…)  porque es un espacio bacán, porque no nos mandan, sino que hacemos lo que queremos y aprendemos hartas cosas.” Nuevamente éntrale tema del nuevo orden que se funda por sobre lo real y en el que no hay reglas predeterminadas ni subjetividades hegemoniales que entran con un rol de autoridad, sino que es dentro del mismo movimiento que se refinan los roles.

“(…)Pero todos hemos podido ver que esos ataos que al principio eran rancios y que no nos dejaban compartir bien, al final del día se quedan afuera porque terminamos jugando todos y compartiendo y hablando, además de que otra cosa que hemos aprendido es algo como de memoria histórica de la pobla, y eso es algo que construimos todos po, y que nos va acercando po aunque hayan otras cosas que nos tengan peleados, a veces no son tan importantes.” Para finalizar el análisis, consideramos muy relevante este extracto de la entrevista, en el que se menciona cómo en el espacio del juego todos los conflictos devienen en otra cosa, en otra forma más sana de interacción. Que las identidades que llegan al espacio con una postura, una actitud determinada (producto de su propio entorno familiar, sus vivencias escolares y personales, sus conflictos con la violencia- particularmente relacionado todo esto con el juego mimético de algunos niños de actuar como sus familiares narcos del espacio, llegando con armas cortopunzantes y con actitud agresiva/amenazante), se transfiguran dentro del mismo y se reconfiguran tanto individualmente como socialmente en el acto de compartir juegos, así como compartir una memoria histórica del lugar en el que habitan, algo que no suele mencionarse en la escuela tradicional, puesto que en ellas rige un curriculum único que tiende a omitir las especificidades barriales y culturales que pueden ayudar a generar mayores redes de comunidad y complicidad entre lxs niñxs.

“El aprendizaje informal es polifacético: no se reduce a uno solo por vez, sino a varios simultáneamente. La simultaneidad se relaciona con la sinergia y el carácter transdisciplinario del saber. Lamentablemente el aprendizaje polifacético disminuye hasta casi desaparecer por la influencia de la escuela, donde es despreciado, ignorado o negado. Sin embargo, para comprobar su presencia y potencialidad basta observar a los niños y, por qué no, a los adultos, cuando juegan entusiasmados: la concentración fluye sin esfuerzo, los sentidos registran todos los pormenores, la razón infiere y la intuición ilumina. Mientras juega es uno con el juego, las fronteras se desperfilan y la dicotomía epistemológica entre sujeto y objeto desaparece, la atención es omnidireccional, atenta a todo y a nada en particular, gracias a lo cual no se extravía en la complejidad caótica del contexto. Quien juega, medita”[1]



 

Conclusión

El escenario de la infancia es un escenario muy fértil, plasmado de una potencia increíble, desde la curiosidad, el asombro y el juego, que son dimensiones filosóficas fundamentales para desarrollar un pensamiento crítico y cooperativo, eso es sabido. Cualquier tipo de práctica está sujeta a imitación, o a producción de un trauma, una huella en el aparato psíquico, un espacio marcado en la personalidad que produce inclinaciones a ciertas actitudes y rechazo a otras- como ocurre, por ejemplo, en la población con lxs niñxs que imitan los gestos y acciones de sus familiares violentos, enalteciendo la figura delictual o narcotraficante por el poder que ejerce socialmente en los espacios en riesgo social.


Pero creemos, y es la conclusión, que la conformación de distintos espacios que escapen de esas lógicas relaciones de poder convencionales que habitan el cotidiano de lxs niñxs, sus cuerpos, sus subjetividades, se pueden desagenciar en cierta medida esas conductas mimetizadas y aprendidas, especialmente cuando este desagenciamiento se hace desde el movimiento que permiten las dinámicas lúdicas, abriendo de manera simultánea, a través de una pedagogía también lúdica, el cuestionamiento a esas prácticas previamente imitadas, para así fomentar la postura crítica y la búsqueda de una nueva identidad basada en la libertad de cada unx de decidir qué espacio ocupa en el juego/la realidad.


Podemos comprobar nuestra hipótesis al compararla con lo que plantea Félix, quien da cuenta de lo simbólico detrás de un juguete y cómo éste actúa como mediador en las interacciones, a su vez que ejemplifica cómo el personaje que cada niñx tiene en su realidad cotidiana queda fuera de los espacios que construyen en colectivo, en el cual asumen otro lugar, otra identidad, con otro despliegue, a la par de un proceso educativo que fortalece las relaciones sociales y barriales entre lxs niñxs, para reducir los espacios de violencia, y poder generar pequeñas zonas de comodidad infantil en las que se funde un nueva orden lúdico-identitario de la infancia.

Los espacios educativos no formales tienen una relevancia vital, en tanto que presentan un espacio que se está construyendo constantemente, de forma colaborativa, y presentando otras formas de vida distintas a las de la competencia y el egoísmo. La importancia de seguir replicando estas experiencias y construyendo nuevas es vital para generar espacios que salgan de las lógicas agotadoras del capitalismo salvaje. El caos, la incertidumbre, son terreno germinal para pensar y actuar el mundo nuevo que las infancias, y toda la humanidad, merecemos tener en tanto comunidad.

 

 

 

 

BIBLIOGRAFÍA

1- Salinas, P. (2011) El juego como fenómeno existencial humano, en Revistas universidad de Chile.

2-Scheines, G. (1998) Juegos inocentes, juegos terribles.

3-HUIZINGA, J. (1972): Homo Ludens.

4-Colom, A. (s.d) Teoría del Caos y Práctica Educativa.

5-Pedagogía de la Incertidumbre. Silvana Vignale.

6-Calvo, C. (2009) Complejidad, caos, educación.

7-Sapiains, Rodolfo - Escuela libre los de abajo. Construyendo educación popular desde abajo y para los de abajo

8-Fauré, Daniel - Los saberes necesarios para proyectar un ciclo de movilización social. Apuntes en torno a tres talleres de educación popular

9- Parra Moreno, D., y González Lopez, J. Privatización de la educación y poder corporativo: El fenómeno en una comuna urbano-popular en Santiago de Chile

10- Comunización: materiales para la revolución social. Inteligencia común ediciones. P. 8

11- Foucault, M. (1992) Vigilar y castigar.



[1] Calvo, C. (2009) Complejidad, caos, educación. P. 14.



[1] Colom, A. (s.d) Teoría del Caos y Práctica Educativa. P. 1326.

                      


[1] Salinas, P. (2011) El juego como fenómeno existencial humano, en Revistas universidad de Chile (p. 122)

[2] Scheines, G. (1998) Juegos inocentes, juegos terribles. (p. 28)

[3] Huizinga, J.. (1972): Homo Ludens. P. 12.

[4] Manríquez, F. (2020). Perspectivas y propuestas didácticas para trans-formar la educación desde la disputa curricular: Educación Inclusiva y Pedagogías queer. P. 3.


[1] Sapiains, Rodolfo - Escuela libre los de abajo. Construyendo educación popular desde abajo y para los de abajo. P. 10

 

[2] Foucault, M. (1992) Vigilar y castigar. P. 36.

[3] Parra Moreno, D., y González Lopez, J. Privatización de la educación y poder corporativo: El fenómeno en una comuna urbano-popular en Santiago de Chile. P. 417.

[4] En Comunización: materiales para la revolución social. Inteligencia común ediciones. P. 8

[5] Colectivo Paulo Freire (s.d). “Somos andando” Prácticas, caminos y saberes para construir Educación Popular hoy. P. 17.



[1] Salinas, P. (2011) El juego como fenómeno existencial humano, en Revistas universidad de Chile. (p. 124) 

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