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Consideraciones sobre algunos desclasamientos en el imaginario de la estratificación

 Resumen/abstract


Este  ensayo pretende abordar, mediante situaciones históricas y actuales, distintos fenómenos, identidades que se dan a partir de distintos imaginarios, tales como: la clase media, la subgerencia, e incluso algo que se encuentra en constante alza, como lo es el trabajo no apatronado en modalidad de PYME. Todas estas situaciones concretas, aparte de graficar los intentos individuales por ocupar otro lugar económico y de privilegios, tienen un lugar en común respecto al imaginario que produce estratificaciones dentro de las mismas clases económicas existentes, y resultan en un desclasamiento, una individuación, y generan distancia a la hora de pensar en una unificación de la clase oprimida en lo que, según Lukacs, sería su rol histórico -hacer lo que es propio de su clase, lo que sería luchar por la posibilidad objetiva de su emancipación. Detrás de estas estratificaciones se encuentran distintas dimensiones de reificación, en la medida en que distintos títulos refieren a distintos usos que se le dan a un cuerpo para extraer su fuerza de trabajo, convirtiéndose no sólo en algo a tensionar desde lo económico, sino también desde lo político, para poder desanudarlo, comprender la realidad histórica actual, conocer el contexto desde el cual nos estamos levantando, y disolver todas las contradicciones que están impidiendo este encuentro de condiciones de clase volcado en acción.

Palabras clave/keywords: Reificación, conciencia de clase, capitalismo gerencial, economía, individuación, estratificación, metodología interseccional, matriz de dominación.


Introducción: Estratificaciones de privilegio y autoexplotación





 Es necesario poder abordar el problema de la estratificación, en su relación con la reificación de Lukács, desde nuevas aristas que exceden a lo meramente económico. Con el desarrollo y la tecnologización de distintas formas de opresión y de dominación, aparecen distintas dimensiones a las que es necesario prestar ojo si pretendemos poder dar respuesta y comprensión a distintos fenómenos situacionales que corresponden con este estadio del capitalismo moderno, tales como el valor de exhibición que se le da a distintas corporalidades dependiendo de los discursos y consignas que el mercado y la publicidad absorben con la finalidad de mantenerse vigentes, o la validación de ciertas identidades por sobre otras, o de ciertas capacidades sobre otras, en la medida en la que un cuerpo es capaz de producir más -  o al cual se le puede extraer una mayor fuerza de trabajo, con lo que resulta más funcional.
Es bastante extenso el abanico en el cual se puede apreciar que la reificación del cuerpo, y de las mismas narrativas que están en ellos, son fenómenos que responden directamente con el modelo económico capitalista, pero la intención es poder desarrollar esta reificación no solamente en términos económicos – para no caer en la incongruencia inconclusa en la que quedó Marx y que fue enunciada por Bakunin y los teóricos posteriores desde la trinchera del anarquismo, y posteriormente recogida por la metodología interseccional o la matriz de dominación feminista, entre otros.  En particular, lo que es de interés es la contemplación respecto de cómo aquello que Lukács definía como estratificaciones en las clases económicas, genera distintos imaginarios que responden a lo que determinada matriz de dominación espera de un cuerpo – su apariencia, valor de exhibición, valor de uso, etc-, que a la vez jerarquizan a ciertas estatificaciones sobre otras, al alero de discursos desclasados y que perpetúan lógicas de discriminación. La intención detrás de esto es poder desmoronar ciertos discursos hegemónicos sobre los intentos de totalizar y homogeneizar a los cuerpos, reconociendo que en esos afanes, se configuran relaciones de poder cuya única materialización es la fragmentación de las clases oprimidas (en este escrito nos referiremos a clases en plural, ya que, al igual que los teóricos anarquistas, comprendemos que la clases económica son las únicas existentes) entre modos de habitar que se jerarquizan por intereses hegemónicos, y otros que son doblemente subordinados: por dichos intereses, y por quienes intentan saciarlos a costo de explotar a quienes se encuentran por debajo.

Desarrollo:
“ Al final de la serie la estratificación social de los que formulan las preguntas y la significación social de sus respuestas resulta, empero, completamente invertida: lo que se ha hecho ya tema -aunque aún le falte mucho para llegar a consciencia- es el destino de la revolución, la ruina del capitalismo.” [1]


Lukacs toma grandes consignas en lo que se refiere al carácter histórico y político de la clase trabajadora y oprimida respecto de su posibilidad objetiva: la de poder consagrarse como tal y luchar en contra de la burguesía, la causante de todas las desigualdades económicas. El problema, que ya hemos visto, se relaciona no con algo propio de las sociedad precapitalistas o capitalistas tempranas (que se encontraban totalmente escindidas en las dos clases históricas): el fenómeno de la estratificación:

“ Pues, en concordancia con la laxitud mayor de la coherencia económica de la sociedad, las formas jurídico-estatales que constituyen estratificaciones estamentales, privilegios, etc., tienen subjetiva y objetivamente una función completamente diferente de la que les es propia en el capitalismo (…)  La historia de las estratificaciones estamentales muestra con toda claridad cómo este orden, que al principio fundió en el molde de formas rígidas una existencia económica «natural», luego; en el curso de la evolución económica que procede subterráneamente, «inconscientemente», se descompone poco a poco, es decir, deja de ser una unidad real. Su contenido económico acaba por desagarrar su unidad jurídica formal.”[2]


La estratificación, entendida como la reconfiguración de las distintas subjetivaciones que existen dentro de una misma clase, produce la dificultad de la unificación de la misma. Esto se puede responder de una manera bastante simple: Para la existencia de dichas estratificaciones, se dan ciertos privilegios y ciertos puestos superiores a los de un trabajo promedio, a cambio de la subordinación que se puede comprender desde lo definido a través del capitalismo gerencial: “Estadio de desarrollo capitalista caracterizado por el predominio en el mercado de grandes empresas dirigidas por gerentes profesionales.” [3]
 Es así como se generan nuevas ficciones, tales como el subgerente que, sin ser dueño de los medios de producción, los administra siendo empleado del burgués, y siendo a la vez empleador/explotador de personas que se encuentran en condición de subordinación, puesto que están sujetas al estadio de valor de uso de la fuerza de su trabajo, la cual se extrae para beneficio tanto del gerente como del burgués.

“En el modo de producción capitalista convencional, el Estado burgués es un comité al servicio de los capitalistas garantizándoles la propiedad privada de los medios de producción y de cambio y la percepción, sin contrapartida de trabajo, de la plusvalía usurpada a los trabajadores asalariados, tanto en una democracia parlamentaria como en una dictadura, según las situaciones. Bajo el modo de producción estatista, cuya expresión real es el modelo soviético, el Estado, monopolio de la burocracia, impone la propiedad estatal; dicta la política de precios y salarios: es patrón, comerciante, banquero, policía, haciendo las leyes según las conveniencias e intereses de la burocracia totalitaria. En ambos casos, con régimen capitalista convencional o con capitalismo de Estado, ya sea en el Oeste o en el Este, el obrero sigue siendo obrero asalariado, productor de un excedente económico para los burgueses occidentales  o para las burocracias orientales. Así las cosas, al cambiar únicamente un gobierno por otro los trabajadores siguen siendo oprimidos y explotados, realmente, por el capitalismo, ya sea privado o de Estado. (…)
Pero de todas estas experiencias tecno-burocráticas, con la proliferación de funcionarios bien rentados, de unócratas, eurócratas, comeconócratas, de planificadores centralistas de todo tipo, se deduce que cuanto más aumentan las clases parasitarias a costa de los trabajadores productivos, más pobre es el pueblo trabajador y consumidor bajo la conducción autocrática y continuada de las burguesías y las pequeñas burguesías occidentales o de las burocracias totalitarias orientales.” [4]

La visión del trabajador oprimido y considerado a los como cuerpo-máquina responde a las lógicas más propias de uno de los estadios de la mercancía: Como ya se mencionó, su valor de uso. Es, desde esta lógica burguesa y gerencial que un cuerpo pasa a ser mercancía. Esto forma parte de lo que Lukács va a comprender como proceso de reificación o de cosificación. “La cosificación, empieza a perder su poder sobre el hombre y a entregarlo a éste.” [5]  Esta frase es sumamente potente porque grafica el modo en el que el régimen de la cosificación capitalista instala una forma de relación social en la que un cuerpo es reducido a cosa a manos de otro cuerpo (que forma parte del espectro desclasado que se inserta en el espectro de la estratificación del clasismo gerencial) que se encuentra en igualdad de condiciones, pero que opera bajo los imaginarios de sus privilegios, que le impiden conectar con la realidad material de su explotación. Alejado de ella bajo la noción de que es quien explota. Y, si nos anclamos en la propuesta de Abrahám Guillén, hay una estrecha relación entre el capitalismo y el estado a la hora de ejercer dicha relación de jerarquías que se instala con el régimen del trabajo y los espacios productivos a nivel industrial. Por lo que, podemos entrar en acuerdo con que la situación de clase no es sólo económica, sino que también política y estructural, pero en ciertas ocasiones el marxismo, aunque ha intentado abordar esta premisa, se ha quedado corto.


“Por último, desde el punto de vista ideológico, se aprecia la misma situación ambigua en el hecho de que el despliegue de la burguesía presta, por una parte, a la individualidad una importancia que hasta entonces no había tenido nunca, mientras, por otra parte, suprime toda individualidad por las condiciones económicas mismas de su individualismo, por la cosificación producida por la producción universal de mercancías. Todas esas contradicciones, cuya serie no se agota- en modo alguno con los ejemplos aducidos, sino que podría continuarse ilimitadamente, son mero reflejo de las contradicciones más profundas del capitalismo, tal como éstas se presentan en la consciencia de la clase burguesa, a tenor de su posición en el proceso conjunto de la producción.” [6]

Esta supuesta contradicción, a nuestro parecer, responde con claridad a una finalidad: la de impedir la unificación de la clase oprimida. Se individualiza la miseria, y, por ende se construyen espacios individuales para la superación de la misma, para intentar suprimir cualquier intento de dichos cuerpos individualizados por encontrar soluciones colectivas a sus condiciones de explotación económica, política y social. La cosificación es, por ende, una forma ciertamente eficiente de alienación  (bajo la noción marxista del término, que se refiere en última instancia a la deshumanización del trabajo productivo. Y no hay nada más deshumanizante que concebir a un cuerpo como mercancía en cualquiera de sus estadios).

 “Condición necesaria del proceso de cosificación es que toda la satisfacción de las necesidades se cumpla en la sociedad en la forma del tráfico de mercancías. La separación entre los productores y sus medios de producción, la disolución y la fragmentación de todas las unidades productivas espontáneas, etc., todos los presupuestos económicos-sociales de la génesis del capitalismo moderno actúan en ese sentido: en el sentido de poner relaciones racionalmente cosificadas en el lugar de las situaciones espontáneas que muestran sin rebozo las verdaderas relaciones humanas.”[7]
 
Ahora bien, una situación que nos parece que debiese ser tomada en cuenta es que la mayoría de los teóricos y pensadores marxistas y marxianos insisten en hacer lecturas socio-económicas de las condiciones materiales, llegando a conclusiones, sin duda, muy certeras y explicativas de las relaciones sociales dentro de contextos de dominación y alienación. Pero, como se mencionó en la introducción, distintos autores del anarquismo han señalado que la existencia de clases no sólo se dan desde la dimensión económica y política – argumento por el cual ambas ideologías (marxismo y anarquismo) se distancian, construyendo distintas narrativas, tácticas y estrategias para abordar las dimensiones de opresión que consideran propias de las sociedades capitalistas. Algo que incluiremos para dar mayor énfasis a esto y a la existencia de distintas identidades que ejercen dominio no solamente desde lo económico es la metodología interseccional de Kimberlé Crewnshaw.


El término “interseccionalidad” fue acuñado por la jurista afroamericana Kimberlé Crenshaw para describir la situación especial en la que se encontraban las mujeres afroamericanas, en las que interseccionaban diferentes discriminaciones por el hecho de ser mujeres y por ser negras, y que causaban una discriminación diferente y mayor que la mera suma de ambos factores de desigualdad. En el contexto de la violencia contra las mujeres, la interseccionalidad es la herramienta que permite visibilizar, identificar y analizar la situación específica y particular en la que se encuentra una mujer víctima de violencia de género en la que no sólo sufre discriminación por ser mujer y por ser víctima de violencia machista, sino que además en su condición de víctima interseccionan y se solapan múltiples factores que dan como resultado una vulnerabilidad diferente y mayor que la suma aritmética de las distintas variables.” [8]

Bajo esta conceptualización, haremos uso de la metodología interseccional; concepto que, como aparece en la cita previa, refiere a una herramienta de análisis de los fenómenos sociales instaurada por Kimberlé Crenshaw. Esta herramienta logra vislumbrar que de manera simultánea se dan diversas formas de explotación y opresión, no habiendo una más importante que otra, sino que son opresiones que se ejercen en un mismo cuerpo, abriendo distintas dimensiones de opresión, más allá de la económica – de género, colonial, especista, etc. -  en donde distintos discursos de subordinación se entrecruzan. De igual forma, lo enlazaremos con la noción de Matriz de dominación.
 “La interseccionalidad es un paradigma complejo y sutil que «nos recuerda que la dominación no se reduce a un tipo fundamental y que las dominaciones colaboran para producir injusticia» (Collins, Thought 18). La matriz de dominación es un instrumento de análisis de esa teoría (y práctica) interseccional que nos permite entender cómo esas dominaciones están organizadas. Dicho de otro modo, la interseccionalidad enfatiza «la relacionalidad entre opresiones que se intersectan».”[9]

 Entendido de otra forma, es una herramienta epistemológica – al igual que la interseccionalidad- que nos permite develar los discursos, hábitos mediante los cuales pensamos el poder, y lo hacemos visible. Es por esto que ambas herramientas metodológicas nos son importantes si intentamos comprender distintos escenarios de doble subordinación que exceden a lo meramente económico.


“En «La cosificación y la conciencia del proletariado» Lukács se apropia de la teoría de Hegel de un modo «materialista» a fin de ubicar la categoría de práctica en el centro de una teoría social dialéctica. Al traducir el concepto de Geist de Hegel en términos antropológicos, Lukács identifica al proletariado de un modo hegelianamente «materializado» como el sujeto-objeto idéntico del proceso histórico, como el Sujeto histórico que a través de su trabajo constituye el mundo social y se constituye a sí mismo. En este sentido, Lukács analiza la sociedad como una totalidad constituida por el trabajo entendido al modo tradicional. La existencia de esta totalidad, según Lukács, está velada por el carácter fragmentado y particularista de las relaciones sociales burguesas. Al derrocar el orden capitalista, el proletariado se autorrealizaría como sujeto histórico, al realizarse abiertamente la totalidad que él constituye. La totalidad y, por tanto, el trabajo, proveen el punto de vista del análisis crítico de la sociedad capitalista realizado por Lukács.”[10]

Considerar que la abolición del régimen económico capitalista consiste en el logro máximo de la clase proletaria pareciera tener bastantes puntos sin resolver: ¿qué pasará con una sociedad construida por individualidades capitalizadas, que tienen arraigadas las lógicas de jerarquía y autoridad en distintas dimensiones y las replican en los espacios micropolíticos? ¿Puede existir una sociedad nueva automáticamente con la caída del sistema económico? ¿O se requiere de algo más, mucho más? Creemos que el verdadero desafío viene de la mano con la preparación individual y colectiva para el mundo nuevo, y eso implica desagenciar muchas dinámicas y relaciones de poder que reproducimos en el cotidiano. De esa manera se podría pensar en una totalidad de la sociedad que objetive la posibilidad de su emancipación sin caer en las ficciones de la revolución automática que deviene en la utopía perdida.

“Pues aunque la sociedad es en sí misma algo rigurosamente unitario y aunque su proceso de desarrollo también lo es, una y otro no son una unidad para la consciencia del hombre, especialmente para la del que vive en la cosificación capitalista de las relaciones como en un mundo ambiente natural, sino que están dados como multiplicidad de cosas y fuerzas independientes unas de otras. La escisión más llamativa, y más rica en consecuencias, de la consciencia proletaria se revela en la separación entre lucha econ6mica y lucha política. Marx  ha insistido repetidas veces en la inadmisibilidad de esa separaci6n, mostrando que es propio de toda lucha econ6mica mutar en política (y a la inversa); pues bien, pese a ello ha sido imposible extirpar de la teoría del proletariado esa división entre lucha económica y lucha política. El motivo de esa deformación de la consciencia de clase, de ese apartamiento de sí misma, arraiga en la escisión dialéctica entre el objetivo singular y el objetivo final, o sea, en última instancia, en la escisión dialéctica de la revolución proletaria misma.”[11]

¿Por qué se habla de que las luchas debiesen mutar y transitar o en una dimensión de opresión o en otra, siendo que en la realidad se dan simultáneamente? Este es un factor decisivo a la hora de poder interpretar materialidades contingentes como las expuestas en el collage noticioso de la introducción: Titulares enuncian el nuevo perfil productivo que se busca para gestionar los medios de producción de la burguesía, instalando una estratificación que se defiende a sí misma para maximizar sus privilegios. Esto se pudo apreciar claramente en nuestro territorio dominado por el estado de chile a propósito de que los gerentes y subgerentes de Metro de Santiago decidieron subir aún más sus millonarios sueldos, y dejar a trabajadores de base, quienes en el día a día hacen funcionar este transporte, sin un bono con el que contaban para subsistir. Es tal el nivel de hostilidad que hay, de competencia, entre estas estratificaciones de la clase oprimida (la clase trabajadora como tal, y la trabajadora capitalista gerencial específicamente, desde su posición de desclasamiento. Aclaro igualmente que, para términos de este ensayo, consideramos que la clase media como tal no existe, y es otra ficción estratificada más, conformada con una clase con mayor poder adquisitivo apenas, pero con la capacidad de endeudarse y vivir de créditos y préstamos bancarios), que muchas personas se encuentran en la obligación – puede ser por factores económicos, de salud mental, o una infinidad de otros factores situados- de convertirse en sus propixs explotadorxs, o de recurrir a empleos informales sumamente riesgosos. Respecto a la autoexplotación, la vida de trabajo no apatronado es sumamente precaria, ya que su principal motor es la capacidad de gestionar el propio tiempo y de producir sin contar con nadie más que con la propia individualidad y su fuerza de trabajo. Sobre los empleos informales sumamente riesgosos podemos ver el trabajo ambulante, que se ha precarizado aún más en contexto pandémico, y también al empleo en delivery de todo tipo. Durante la pandemia, y desde distintos territorios, se han levantado grupos de despacho a domicilio para exigir condiciones mínimas de trabajo debido a la gran alza de accidentes que han sufrido. Lo más potente respecto a esto es el nivel de alienación que sufren estxs trabajadorxs: a vista de quién hace los encargos, aquella persona pierde su condición humana y pasa a ser el intermediario entre consumidor y tienda, por lo que la indiferencia respecto a las condiciones mínimas de bienestar y seguridad se difuminan en el imaginario alienado.
Y hay un sector histórico que siempre ha existido y que ha sido asesinado, invalidado, e incluso excluido de la propia arquitectura de la ciudad: Los cuerpos disidentes funcionales. Esos que han sido llamados discapacitados, que han sido despedidos y marginados, por no cumplir con los estándares mínimos de productividad que el régimen capitalista necesita extraer para poder seguir funcionando. Cuerpos que resisten y que han comenzado a hacerse notar, para tensionar las narrativas normalizantes y totalizantes que se imponen sobre los cuerpos y la salud mental. Para tensionar las nociones de normalidad y de capacidad, para terminar evidenciando que la capacidad responde netamente a intereses económicos, políticos, y de una amplia dimensión: Hace años, las mujeres no eran funcionales a intereses capitalistas, pero sí cumplían otras funciones dentro del cuidado y la crianza, así como las personas racializadas eran objetos con valor de exhibición para ser presentadxs como la rareza del siglo en un mundo colonial dominado por Occidente. Vivimos atravesadxs por una gran cantidad de dimensiones de deshumanización y dominación que no se pueden tratar por separado, porque responden a una misma matriz de dominación, y ante la cual tenemos que enfrentarnos individual y colectivamente si nuestras intenciones son, no solamente comprender las opresiones actuales, sino que posicionaros por su abolición.
Conclusión:

Si bien se tiende a hacer una observación bastante contingente y necesaria al marxismo científico que se ancla netamente en lo económico, también es importante pensar el problema de clase desde distintas identidades que se han ido agenciando y que, desde la matriz de dominación (ya sea matriz género, matriz raza, matriz especie), en conjunto con el hipermercado capitalista, se han vuelto hegemónicas, hasta el punto de disolver y marginalizar a otras identidades que también forman parte de la misma clase explotada.
Este margen amplio de alienación está en constante movimiento, y podemos apreciarlo con total claridad cuando vemos publicidad que intenta ser inclusiva con los mismos cuerpos a los que por años violentó y anuló, o con las mismas formas de habitar que eran impensadas y categorizadas como anormales. Marx ya anticipaba que el capitalismo está constantemente moviéndose para absorber toda consigna y volverla propia, y así no dejar nada fuera de sí, debido a su condición expansiva y planetaria.
Por lo mismo no debiese causarnos sorpresa alguna esto, ni caer en el error de considerar al mercado mundial como una entidad que está escuchando las consignas, cuando vemos estas actualizaciones del mercado: está resguardándose a sí mismo mediante la instalación de nuevas corporalidades que entran al juego de las jerarquías y la validación mediante su exhibición.
Los viejos paradigmas económicos están potenciando igualmente una mayor fragmentación y  desclasamientos, mediante ficciones tales como el empleado del mes, el bono a la puntualidad, y un montón de artimañas que las burguesías y las gerencias usan para mantener a la clase trabajadora anhelando subir un escalón al costo del fracaso de sus compañerxs de clase. La individuación exacerbada que implica una aceptación de la condición de clase, para una inmediata negación mediante la búsqueda de intentar librarse del martirio de ser oprimidx, sin caer en cuenta de que el gerente, aquel “superior”, al igual que el imaginario de la clase media, no es más que una simulación de pertenecer a la burguesía.
Existen muchos espacios en los que las simulaciones burguesas buscan consumirnos, atraparnos, estandarizarnos, potenciar las lógicas hostiles entre nosotrxs para evitar los espacios de encuentro y resistencia que se vuelven cada vez más necesarios y vitales para que esta super-vivencia se transforme en resistencia. Dentro de esta necesidad ética, social y política creo vital rescatar algo enunciado en el desarrollo, respecto de las corporalidades disidentes funcionales, de la mano de Johanna Hedva:

“La protesta más anti-capitalista que se puede hacer es cuidar de otra persona y cuidar de ti misma. Enfrentar la practica históricamente feminizada (y por lo tanto invisible) de asistir, nutrir, cuidar y preocuparse. Tomarnos en serio en cuanto a nuestras vulnerabilidades, fragilidades y precariedades, y apoyarlo, honrarlo, respetarlo, empoderarlo. Protegernos mutuamente, promulgar y practicar comunidad. Una hermandad radical, una sociedad interdependiente, una política de cuidado.”[12]


Adoptar políticas del cuidado, para comprender que la crisis que habitamos y que es colapso inminente responde a una matriz de dominación cosificadora, capitalista, estatal, que instala competencias en cada lugar que puede y absorbe cada consigna que puede para quitarle peligrosidad y hacerla tuya, significa comprender que nuestros problemas no son individuales, y por ende, nuestras soluciones tampoco.
“Dentro de este marco, ir más allá del pensamiento burgués significa ir más allá del racionalismo formalista de dicho pensamiento, es decir, más allá de la separación de forma y contenido efectuada por el capitalismo. Y esto, según Lukács, requiere de un concepto de forma que esté orientado hacia el contenido concreto de su sustrato material, requiere una teoría dialéctica de la praxis (ibidem: 121-142). Para Lukács una comprensión dialéctica e inspirada por la praxis de la relación entre forma y contenido superaría, a nivel teórico, el formalismo abstracto asociado a la categoría de valor. Es decir, apuntaría más allá del capitalismo”[13]
Lukács, a nuestro parecer, apuntaba en esa dirección cuando hablaba de posibilidad objetiva como toma de conciencia del contexto, las situaciones y experiencias propias de una clase unificada, sin quedarse anclado en lo económico. Por eso pareciera ser un autor a rescatar para la realidad tan problemática y con alternativas tan a la mano, pero que nos han hecho creer que son imposibles.



[1] Lukács, G. (1969) Historia y consciencia de clase. Editorial Grijalbo. (p. 39)

[2] Lukács, G. (1969) Historia y consciencia de clase. Editorial Grijalbo. (p. 62)

[3] La gran enciclopedia de economía, en http://www.economia48.com/spa/d/capitalismo-gerencial/capitalismo-gerencial.html.

[4] Guillén, A. (1988) Economía libertaria: alternativa para un mundo en crisis. Fundación de estudios libertarios Anselmo Lorenzo. (pp. 52-54)

[5] Lukács, G. (1969) Historia y consciencia de clase. Editorial Grijalbo. (p. 76)

[6] Lukács, G. (1969) Historia y consciencia de clase. Editorial Grijalbo.  (p. 68)

[7] Lukács, G.(s.d) La cosificación y la consciencia del proletariado. (p. 14)

[8] Valle moreno, S. (s.d) La Interseccionalidad como herramienta metodológica para el análisis cualitativo de las vivencias de las mujeres víctimas de violencia de género: caleidoscopio de desigualdades y múltiples discriminaciones en Investigación Cualitativa en Ciencias Sociales//Volumen 3. (p. 205)

[9] Ripio, V. (2019) Otro juego de herramientas: matriz de dominación y resistencia simbólica. (p. 27)

[10] Postone, M. (2007) Marx reloaded: Repensar la teoría crítica del capitalismo. Editorial traficantes de sueño. (p. 82)

[11] Lukács, G. (1969) Historia y consciencia de clase. Editorial Grijalbo.   (p. 77)

[12] Hedva, J. (s.d) Teoría de la mujer enferma. (p. 15)

[13] Postone, M. (2007) Marx reloaded: Repensar la teoría crítica del capitalismo. Editorial traficantes de sueño. (p. 90)





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